Carlos Castro Saavedra

21.10.2020

El poeta que logró unir al mundo en una "Plegaria desde América"

Conéctate con nosotros para conocer un poco más de la obra de Carlos Castro Saavedra y su relación con el conflicto armado y la violencia en Colombia.

Una introducción

La literatura es un campo que nos permite contar con un mundo de posibilidades, todas permeadas por la imaginación y, al mismo tiempo, con el objetivo de narrar una realidad que se escapa a nuestros ojos.

El mundo, la vida y todo lo que nos rodea, está hecho de historias, historias que merecen ser contadas y en Colombia, abundan los sucesos de la mano de una violencia que ha aporreado al país desde hace varios siglos.

La literatura ha sido la vía de escape para contar el conflicto en un país donde hablar sobre la violencia, es, en sí mismo, un conflicto.

Así lo explican la profesional en estudios literarios, Lina Anzola, y el periodista Ricardo Aricapa, en una entrevista donde hablaron de la función del periodismo y de la literatura en la construcción de memoria histórica. Revívela aquí.

Además, esta infografía muestra un poco más sobre la relación que hay entre literatura y memoria y, con cifras, nos evidencia la importancia de escribir sobre el conflicto y sobre los hechos que derraman sangre en nuestro país, para no repetirlos.

La literatura ha sido una herramienta que ha permitido a un país como Colombia documentar los hechos y generar espacios de construcción de memoria. Así lo explican los expertos Gilmer Mesa y Juan Mosquera Restrepo en un podcast con el que concientizan sobre la importancia de escribir acerca del conflicto armado. 

El conflicto está casi sobre todas las cosas, incluso cuando no se ve. Vivimos en la consecuencia de lo que los conflictos violentos han hecho durante décadas. Se expresa en la economía y se expresa incluso en la forma de relacionarse la gente. 

Afirma Juan Mosquera al explicar la relación que hay vívida entre memoria, conflicto y literatura para comprender que escribir es la vía de escape que tenemos para ver desde múltiples perspectivas el conflicto armado.

Colombia, en toda su historia como república, ha sido escenario y protagonista de guerras y conflictos que han inspirado a los escritores de todas las épocas. Como se ve en la infografía, sucesos como la Guerra de los Mil Días o la violencia bipartidista, han alimentado las narraciones y han sido el tema central de millones de textos.

Así lo explica el diario El País -de España- en un artículo llamado El conflicto colombiano en la literatura, que precisamente habla de esa incidencia que ha tenido el conflicto en las letras colombianas. "No hay escritor colombiano en cuya obra no esté presente el enfrentamiento gobierno-guerrilla". Desde Gabo, hasta Faciolince, pasando por Jorge Franco y Laura Restrepo.

Con esto en el trasfondo de una realidad nacional, autores como Carlos Castro Saavedra se han echado a los hombros la tarea de escribir y contar esas historias que construyen memoria y así, construyen país, simbolizando, en sí mismos, una voz de protesta.

Camino de la patria

(Click al enlace para escuchar el poema en la voz del autor)

Cuando se pueda andar por las aldeas

y los pueblos sin ángel de la guarda.

Cuando sean más claros los caminos

y brillen más las vidas que las armas.

Cuando los tejedores de sudarios

oigan llorar a Dios entre sus almas.

Cuando en el trigo nazcan amapolas

y nadie diga que la tierra sangra.

Cuando la sombra que hacen las banderas

sea una sombra honesta y no una charca.

Cuando la libertad entre a las casas

con el pan diario, con su hermosa carta.

Cuando la espada que usa la justicia

aunque desnuda se conserve casta.

Cuando reyes y siervos junto al fuego,

fuego sean de amor y de esperanza.

Cuando el vino excesivo se derrame

y entre las copas viudas se reparta.

Cuando el pueblo se encuentre y con sus manos

teja él mismo sus sueños y su manta.

Cuando de noche grupos de fusiles

no despierten al hijo con su habla.

Cuando al mirar la madre no se sienta

dolor en la mirada y en el alma.

Cuando en lugar de sangre por el campo

corran caballos, flores sobre el agua.

Cuando la paz recobre su paloma

y acudan los vecinos a mirarla.

Cuando el amor sacuda las cadenas

y le nazcan dos alas en la espalda.

Sólo en aquella hora

podrá el hombre decir que tiene patria.

El poeta de la paz

Por poemas como este, Camino de la patria, fue apodado El poeta de la paz, el que escribía sobre los vejámenes a los que el pueblo se enfrentaba diariamente. Un pueblo que sufría, pero que no perdía la esperanza. Un pueblo que fue retratado en cada poema, en cada texto y en cada composición suya.

El día de la independencia de Antioquia del año 1924, en medio de un Medellín de antaño, con ferrocarriles, trajes elegantes y fotos a blanco y negro, nació él, el poeta de la paz. Carlos Castro Saavedra llegó al mundo en el seno de una familia tradicional paisa.

Su padre, un comandante del ejército que vestía uniformes verdes, se llamaba Eduardo Castro Jaramillo, era de Medellín, pero se casó con una mujer ibaguereña: María Saavedra Rengifo. De esta unión, no solo nació el poeta, sino también sus hermanos Horacio y Alberto.

Tal vez, el haber llegado a este mundo el mismo día que Antioquia vio su libertad, le generó una conexión incomprensible con su tierra, a la que siempre representó con orgullo, la que lo vio crecer como amante de las letras y a la que nunca quiso dejar.

En ese entonces era un Medellín amable (...), e influyó como algo propicio para el nacimiento de la poesía, algo tibio, algo de hogar, pero en el otro sentido, decisiones interiores muy emparentadas con la rebeldía y la censura de esa posición de las gentes", dijo el poeta entre humo y cigarrillos, en un documental realizado por Mario Agudelo Montoya.

Ese Medellín de antaño, con tradiciones establecidas y con religiones preponderantes, fue el escenario perfecto para que un hombre común y corriente comenzara a crear sus primeros versos a la corta edad de 14 años. 

El poeta Carlos Castro en su juventud
El poeta Carlos Castro en su juventud

Un Medellín elegante, lleno de tranvías, mujeres con hermosos vestidos y hombres con trajes impecables. Una ciudad con mil historias por contar de un pueblo conservador y tradicionalista. Pero también un pueblo que sufría en carne propia las decisiones que se tomaban desde arriba.


Inés

Inés digo y mi boca se convierte en azúcar

de manzana partida por la luz del verano.

Decir esta palabra es como adivinar

que está cantando un pájaro en un árbol lejano.

Inés digo y mi labio se convierte en abierta

flor de pétalos dulces contra la madrugada.

Decir esta palabra es soñar que está muerta

la tarde en el abismo de la noche estrellada.

Inés digo y parece que mi voz se quedara

temblando entre las redes impalpables de un beso.

Decir esta palabra es como si lograra

detener en el aire la música de un rezo.

Cuando yo digo Inés olvido los agravios

y de claros panales y canciones me acuerdo.

Decir esta palabra es apretar los labios

para intentar el acto de besar un recuerdo.

Alzar las manos puras para decir Inés

es caer en la sombra de un árbol florecido.

Decir Inés, siquiera por una sola vez,

es sentir en la rama del corazón un nido.

El poeta Carlos Castro Saavedra con su esposa Inés Agudelo
El poeta Carlos Castro Saavedra con su esposa Inés Agudelo

Sin embargo, a pesar de que Medellín era su ciudad, el escenario de grandes momentos en su vida fue el Oriente Antioqueño.

Una vereda frondosa, una casa roja como la sangre, de porche alargado y sillas de mimbre, fue el lugar escogido por el comandante para temperar por unos meses con su esposa María, sus hijos Carlos, Horacio y Alberto y el primo de estos, León Castro. 


En un pueblito blanco y azul, decorado por pulcras vajillas, con el verde acompañando a los habitantes y con el viento aterrizando suavemente en la cara de las muchachas que vivieron su juventud en los también jóvenes años 40 del Carmen de Viboral.

Una de esas muchachitas era Inés Agudelo. Hija de un profesor, llamado Luis Alfonso Agudelo y de Josefina Restrepo. Miembro de una familia gigante, como esas que ya no se ven.

La casa donde Inés se estaba quedando, estaba ubicada en lo alto de una montañita, resguardada por verdes prados y por una virgen que ella y sus hermanos construyeron durante el tiempo que estuvieron en la Perla azulina del Oriente Antioqueño.

Una distancia no muy larga separaba no solo las casas de Carlos e Inés, sino también sus cuerpos y sus almas. Distancia que se rompió el día que el comandante quiso visitar al profesor Luis Alfonso Agudelo.

La familia Castro se encaminó a la casa de los Agudelo, todos, menos Carlos, quien luchaba por sobrevivir a un resfriado que lo dejó de cama varios días.

Cuando su familia regresó, un joven Carlos, con notable interés, le preguntó a su primo León:

- Bueno, ¿y cuál de las hijas del profesor Agudelo es la más linda?

- Sin duda alguna, Inés.- Respondió León tan seguro de esa afirmación como si fuera una verdad universalmente conocida.

- Esa va a ser mi novia.-Le respondió el poeta, con mucha más seguridad de la que denotaba su primo.

Después de esto, llegaron los poemas, los amores, los sueños en común. Se casaron en 1947 en una boda clandestina en el municipio de Bello, clandestina porque los padres de ella se oponían a que se casara con un poeta, ya que preveían una vida de escasez. Pero haciendo caso omiso a las súplicas de sus padres, Inés unió su vida en matrimonio al poeta en una misa improvisada, sin ningún invitado, sin fiesta y solo con la bendición del padre.

Así comenzó una historia que sobrevivió al orgullo de ella, a las locuras de él, a 6 hijos y a un vicio por los cigarrillos que terminó llevándose al poeta de este mundo.

Inés Agudelo fue para Carlos Castro Saavedra -para su vida y para su poesía-la mujer del amor; la que encarnaba el amor, aquí en la propia piel; la que daba y recibía el amor" - Alberto Aguirre.

Inés y Carlos, junto a sus hijos Pablo (sentado al lado de su madre) y Carlos Eduardo (de pie en frente a su padre)
Inés y Carlos, junto a sus hijos Pablo (sentado al lado de su madre) y Carlos Eduardo (de pie en frente a su padre)

Esposa patria

Esposa patria (fragmento)

No me canso de andar por tus collados,

de recorrer tu cuerpo y tus colinas,

de sembrar en tu tierra desgarrada

por mi pecho de espadas y de espinas.

Centímetro a centímetro te busco,

atravieso tus valles y terrenos,

y no me pueden contener tus manos

ni me sirven tus puertas ni tus frenos.

Penetro a golpes en tus precipicios,

a golpes rompo dulces armamentos,

y caigo en tus abismos desarmados

con mis labios furiosos y mis ojos violentos.

Con mi espumoso amor, con mi oleaje,

gasto tu resistencia y tus orillas,

y llego hasta la tierra de tus huesos

coronado de incendios y semillas.

Y así, gracias a Inés, el personaje principal de la poesía de Carlos Castro Saavedra es el amor. Por esto, muchos afirman que aunque su obra oscilaba entre el hombre y lo social, todo estaba permeado por el amor. El amor a su patria, a sus hijos, el amor propio.

Pero sobre todo, el amor a Inés. Y de este amor surgió el verso de las luchas populares. No en vano en sus poemas hablaba de Colombia, de su patria, como si estuviera hablando de Inés. Esto se puede ver reflejado en poemas como Esposa patria o Esposa América.

Así, con esta sensibilidad, Carlos Castro Saavedra ha sido de los pocos poetas que ha logrado vibrar a fondo con el problema del hombre y de la sociedad. Daniel Samper Pizano, en un análisis que hace de la obra del poeta, explica que ha sido un poeta que ha logrado retratar con hermosa crudeza las peripecias que se vivieron en la Colombia de la violencia bipartidista.

Su obra, más allá de narrar una Colombia sangrante, cuenta la historia de una humanidad en busca de paz y de esperanza. Carlos Castro Saavedra logró plasmar al hombre en su totalidad y por esto, es reconocido por la sensibilidad con la que su obra cuenta lo que fue uno de los periodos más violentos del país.

Los muchachos conversan con sus novias y se mueren de amor y de balazos" - Carlos Castro Saavedra. 


Poema Entre las llamas de Colombia en voz del poeta Carlos Castro Saavedra.


Además, plasmó en su texto la lucha de muchas personas que durante siglos estuvieron trabajando por una mejor Colombia. Jorge Eliécer Gaitán, Simón Bolívar, José Antonio Galán y muchos otros personajes desfilaron por sus textos de manera heróica y sublime, además, retrató con su pluma las desgracias acarreadas por la violencia bipartidista. 

Por este compromiso con la paz y con el fin de la violencia en su país, viajó a Alemania en 1951 para participar en el III Festival Internacional de la Paz, por haber ganado el Premio de Poesía convocado por el Comité Colombiano por la Paz con su poema "Plegaria desde América".

Allí descubrió que el mundo era mucho más que Medellín, que las fronteras se pueden romper y que Colombia es un punto en el panorama mundial que debe ser escuchado, cosa que logró con una plegaria. Una plegaria escrita en términos de unidad, hermandad y pensando siempre en el hombre universal.

La obra de Carlos Castro Saavedra nos permite adentrarnos en las peripecias de la gente de abajo, de los que todos los días comen pan y balas, una historia pensada en lo elemental, lo simple, pero también lo crudo y duro de lo que fue y es el conflicto colombiano.

Pero un conflicto pensado en términos de paz, definida por él como "todo el mundo colmado de luz y de libertad". Una paz avizorada en letras pequeñas y grandes, en territorios amplios y diminutos, una paz que abarque absolutamente a todos los hombres.

No en vano, el mundo decidió apodarlo el poeta de la paz, pero, más allá de eso, es el poeta del amor, de la humanidad, que, en sumatoria, son elementos indispensables para alcanzar esa paz tan anhelada por el poeta. 

Sin embargo, esa lucha por la paz de su país y esos textos en los que narraba la guerra en Colombia, lo llevaron a estar en desacuerdo con el gobierno de turno y, como consecuencia de esto, debió vivir en Chile seis meses. Desde el exilio, publica su libro Despierta joven América.

Carlos Castro Saavedra fue un poeta que comprendió la lucha de la familia humana y la plasmó en sus textos, que fueron adornados por una sensibilidad y un amor incomprensible por todas las cosas. La poesía de Carlos Castro es una invitación a la unidad, a sentarnos como humanidad juntos en una misma mesa, dejando de lado todas nuestras diferencias. El poeta de la paz tiene la facultad para hacer de un sentimiento individual, algo universal.

Epitafio

Esta casa está sola. Aquí no vive nadie.

Pero hace apenas unos meses

era un hogar con una madre

que atizaba el fuego

y tendía los lechos blancos.

Era un hogar, y los hijos varones

hablaban de mujeres y de viajes

en torno del silencio de su padre.

Por la noche, muy cerca de una lámpara,

se agrupaba el amor de la familia;

alguien se levantaba

para ir a buscar un libro de poemas

pero dejaba en medio de los suyos el alma.

Adentro de esta casa, en sus alcobas,

que aún huelen a sábanas, a limpieza y a madre,

se vivió, se soñó,

y hubo sitios humildes y cotidianos

donde se echaba el perro a mirar a sus amos.

Mas un día llegó la muerte

y ordenó el desahucio

porque nadie en la casa había pagado

su tributo en la tierra.

Murió la madre, murió el padre

y los hijos se fueron a morir a otra parte.

Esta casa está sola. Aquí no vive nadie.

Colombia, un país que se ha leído a sí mismo a través de la violencia, también ha tenido la posibilidad de narrarse por medio de la paz y la esperanza, gracias a los versos de Carlos Castro Saavedra.

Este autor, que con talento, amor y sensibilidad, nos demuestra que las cosas se pueden decir, que la protesta empieza en las letras y que debemos siempre pensar en el otro para construir el país que queremos.

La obra de Carlos Castro Saavedra es una oda al amor y una invitación a dejar de lado aquellas concepciones que nos alejan como humanidad. Este autor, que vivió sus años más prolíficos en la época de la violencia bipartidista, logró demostrar que el conflicto nunca puede ser el protagonista y mucho menos cuando está por debajo de este el amor.

Carlos Castro Saavedra fue un hombre que vibró con el sufrimiento de su pueblo y con esto, pudo construir textos que nos ayudan hoy a comprender la importancia de contar con poetas sensibles que se logren poner en el lugar de los otros y comprendan que este país cambia cuando todos nos volvemos el poeta de la paz.

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Algunas fotos del poeta y sus obras

Quienes lo conocieron

Hacemos una recopilación de algunas conversaciones y frases dichas por integrantes del mundo de las letras y amigos del poeta para conocerlo en su vida cotidiana y en el ejercicio de su profesión dedicada a las letras.

Alejandra Pizarnik

Poeta argentina

”... ahora se entenderá si digo que cada poema de Castro Saavedra es un canto al amor. Pero de amor universal, que se transparenta también en las composiciones de contenido más personal, por ejemplo aquellas en que celebra a la mujer que ama, en donde no deja de referirse, al mismo tiempo, a Colombia, su patria y a América, también su patria.“

Pablo Neruda

Poeta chileno

”Pienso que la poesía colombiana despierta de un letargo adorable pero mortal. Este despertar es como un escalofrío y se llama Carlos Castro Saavedra“.

Gabriel García Márquez

Escritor colombiano

"Quienes hayan leído este libro (Música en la calle de Castro Saavedra) , tienen en él un respaldo suficiente para poder decir que Castro Saavedra es el más grande poeta de Colombia". 

Daniel Samper Pizano

Periodista colombiano

"A pesar de todo, y como consecuencia de ese anhelo de paz que se respira en todas las páginas de Carlos Castro, -de allí que no vacilemos en apellidarlo como poeta de la paz-, él cree en el hombre. Cree en las posibilidades del hombre, en la intención del hombre como creatura primordial del universo, aunque le encuentre los defectos que, precisamente como hombre, debe tener".

Una conversación con su hijo

Diego, Castro, uno de los 6 hijos del poeta, respondió algunas preguntas sobre su padre, sus relaciones, inspiraciones y experiencias en su ejercicio literario.

Cuéntanos un poco de cómo era tu papá en su vida familiar y en su matrimonio con Inés.

¿Cómo defines la obra de tu papá? ¿Qué lo inspiraba a él a escribir?

¿Cuál es el impacto que la obra de tu papá podría tener en la situación actual del país?

¿Qué sabes de la experiencia que él tuvo en Berlín? ¿Qué significó ese premio para él como poeta?

¿Qué sabes de su experiencia en Chile y de su relación con Neruda?

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